El liderazgo femenino en la Economía Social, un modelo transformador para una economía justa y sostenible
Madrid. 30 de septiembre de 2023. El Faro de la Economía Social de FECOMA – encuentro que de manera periódica la Federación de Cooperativas y de la Economía Social de Madrid (FECOMA) lleva a cabo en La Casa Encendida – se ha dedicado este mes al liderazgo femenino en la Economía Social, como modelo transformador para una economía justa y sostenible.
Moderó la sesión Paloma Bel Durán, directora de la Escuela de Especialización Profesional en Economía Social, Cooperativas y Otras Organizaciones de Participación (EESCOOP) de la UCM. Como panel de debate participaron seis mujeres, referentes del mundo cooperativo y de las sociedades laborales y todas ellas con una gran capacidad de liderazgo, que están demostrando en las distintas facetas y responsabilidades que cada una ostenta.
Ana Isabel García, primera mujer presidenta de ASALMA (Agrupación de Sociedades Laborales de Madrid), aportó la visión de las Sociedades Laborales de la Economía Social y como estas entidades afrontan los retos de la brecha de género.
Amaya Delgado, directora de COCETA (Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado) represento a las cooperativas de trabajo asociado, poniendo de relevancia el papel que desde la Economía Social se realiza.
Gema Bernal, vicepresidenta de la cooperativa educativa Gredos San Diego, que aportó la visión y labor de las cooperativas educativas respecto a la igualdad de género. También aportó la experiencia de su organización al respecto a la lucha contra la brecha de género.
Meriem El Yamrri, fundadora de la empresa tecnológica Crowtec, proporcionó el punto de vista del sector tecnológico, un sector con enorme potencial y futuro, pero que ha estado tradicionalmente muy copado por hombres.
Marta López, de la cooperativa Altekio aportó el punto de vista de una cooperativa que trabaja en la transformación ecosocial y ecofeminista, analizando la situación actual y planteando el trabajo que hay por delante.
María Coca, socia de la cooperativa Dejando Huella, mostró su experiencia sobre cómo desde el liderazgo femenino, en su empresa han logrado crear unas buenas condiciones laborales, en un espacio amable para las trabajadoras.

Situación actual del liderazgo femenino
En el momento actual, el avance de la inclusión de mujeres en el ámbito laboral es significativamente alentador. Según el último informe de la Encuesta de Población Activa, el porcentaje de mujeres trabajando se sitúa en torno al 50%. Este logro es un hito importante en la lucha por la igualdad de género, pero aún enfrentamos desafíos significativos en lo que respecta a la representación de las mujeres en puestos de alto nivel.
A pesar del aumento en la participación laboral femenina, la brecha de género persiste en los escalones superiores de las organizaciones. Los datos revelan que solo un porcentaje reducido de mujeres ocupa cargos de liderazgo en comparación con sus contrapartes masculinas. Esta disparidad es un reflejo de las barreras estructurales y culturales que todavía existen en muchas empresas y sectores.
Si bien hemos recorrido un largo camino, todavía queda trabajo por hacer, aunque la tendencia es muy positiva.
En este sentido, existe un informe de CEPES del 2021, que analiza la presencia de la mujer en la Economía Social. En apenas 2 años ese informe ha quedado desfasado, lo cual es sin duda muy positivo, pues en estos últimos años las mejoras que se han producido respecto a la representación de las mujeres en las organizaciones y empresas de Economía Social han sido muy significativas. Y esto nos da esperanza de que sigamos avanzando en esta dirección.
Por tanto, la Economía Social desempeña un papel fundamental en la promoción del liderazgo femenino y la creación de una sociedad más justa y sostenible para todos.
Es el momento de seguir avanzando, superando las barreras y construyendo un futuro igualitario.
Características del Liderazgo Femenino en la Economía Social
El liderazgo femenino se caracteriza por poner a las personas y la comunidad en el centro de las decisiones.
Las líderes femeninas en la Economía Social tienden a considerar las necesidades humanas y personales, lo que impulsa la creación de entornos de trabajo más inclusivos y colaborativos.
Empatía y Cuidado: El liderazgo femenino aporta un enfoque en la empatía y el cuidado. Las líderes están dispuestas a escuchar, comprender y apoyar a sus equipos. Esta capacidad de empatizar es esencial para construir relaciones sólidas y resolver conflictos de manera efectiva.
Transformación y Cambio Social: Las mujeres líderes en la Economía Social a menudo están comprometidas con la transformación social y la equidad de género. Ven su liderazgo como una oportunidad para cambiar la forma en que se hacen las cosas, fomentando valores cooperativos y la igualdad.

Diferencias del liderazgo femenino vs masculino:
Comunicación y empatía: El liderazgo femenino tiende a poner un fuerte énfasis en las relaciones interpersonales, la escucha activa y la construcción de equipos cohesionados.
Las líderes femeninas tienden a ser hábiles en la gestión de conflictos y en la creación de un ambiente de trabajo que valora el bienestar emocional de los empleados. Por contra, el liderazgo masculino puede centrarse más en la objetividad y la resolución de problemas, siendo menos empático.
Gestión del riesgo: En términos de gestión del riesgo, el liderazgo femenino tiende a ser más cauteloso y orientado hacia la mitigación de riesgos.
Las líderes femeninas suelen evaluar cuidadosamente las consecuencias potenciales de sus decisiones antes de actuar, con una gestión del riesgo reflexiva.
Sin embargo, el liderazgo masculino puede ser más propenso a asumir riesgos y por tanto su gestión del riesgo puede ser más impulsiva.
Diferencias del liderazgo femenino dentro y fuera de la Economía Social.
La Economía Social pone a la persona en el centro. Una persona es un voto, independientemente del género de la persona. Y contribuye con su trabajo, al margen de los géneros. Esa es la diferencia del liderazgo de la Economía Social y del liderazgo femenino frente al liderazgo en otros sectores.
No obstante, esos valores también los está valorando cada vez más las empresas de modelo capitalista. Si se toman las nuevas escuelas de liderazgo en grandes negocios, que analizan cómo debe ser ahora el nuevo líder, ven que este nuevo perfil debe llevar al equipo a los nuevos retos y paradigmas y qué habla siempre de las personas. Se les transmite que hay que crear espacios seguros, que hay que tratar bien a las personas, que hay que poner a la persona en el centro; el Genio Colectivo lo llaman. Al final eso no deja de ser lo que la Economía Social siempre ha promovido.

Retos del liderazgo femenino
En la Economía Social, un modelo que se erige sobre valores cooperativos y en el que se coloca a la persona en el centro de la toma de decisiones, persisten varios desafíos cruciales que requieren atención y acción. Estos desafíos no solo afectan a la Economía Social en sí, sino que también tienen un impacto directo en la sociedad en general.
A continuación, exploraremos cinco retos fundamentales que enfrenta la Economía Social en su búsqueda de una economía más justa y sostenible.
1. Brecha Salarial en la Economía Social:
La Economía Social se fundamente en principios de igualdad y justicia, sin embargo la brecha salarial entre hombres y mujeres existe y persiste en ciertos sectores. Aún queda un camino por recorrer hasta garantizar que las mujeres reciban salarios justos y equitativos.
En este sentido, más que plantearse una remuneración diferente entre hombres y mujeres para una misma labor, se encuentra la dificultad de las mujeres para acceder a los niveles más altos, y por tanto mejor remunerados, de esas organizaciones.
Amaya Delgado, directora de COCETA, señala que las cifras de paridad en las cooperativas de trabajo son prometedoras, pero la brecha de género todavía prevalece en los órganos de representación y dirección. Esto plantea la necesidad de abordar esta disparidad y poner el foco en que las personas que ocupan puestos de responsabilidad tienen que hacer una reflexión consciente de acerca de cuántas mujeres tienen en su equipo.

2. Brecha de Género en Sectores de la Economía Social:
La brecha de género en los sectores altamente masculinizados es un desafío significativo que refleja la desigualdad sistemática en el ámbito laboral.
Estos sectores, históricamente dominados por hombres, presentan barreras estructurales y culturales que limitan el acceso de las mujeres a oportunidades laborales equitativas. Esta brecha perpetúa la discriminación y limita el potencial económico y profesional de las mujeres. Romper con estos estereotipos y promover la diversidad de género en estos sectores es esencial para construir una sociedad más equitativa y justa.
Ana Isabel García, presidenta de ASALMA, destaca que, por ejemplo, en las Sociedades Laborales, la equiparación de género sigue siendo un desafío. Si bien la tendencia es positiva, la disparidad actual, con un 41% de socias trabajadoras frente al 59% de hombres, indica que aún es necesario trabajar para lograr una representación equitativa de género en todos los sectores.
Meriem El Yamrri, fundadora de Crowtec, señala que, en su sector, el tecnológico es mayoritariamente masculino y, aunque ha habido cambios con el tiempo, la brecha de género persiste. La Economía Social sin embargo les ha brindado la oportunidad de llevar a cabo un enfoque empresarial diferente, permitiéndoles tomar el control de sus proyectos y decisiones. Desde la perspectiva de ser los y las trabajadoras dueñas de su empresa, han tenido la capacidad de tomar decisiones colectivas y flexibles. Esa es una forma de centrarse en la persona, con independencia de su género.
3. El «Techo de Cristal”:
El fenómeno conocido como el «techo de cristal» sigue siendo una barrera para el liderazgo femenino en la Economía Social.
Aunque se reconoce que el liderazgo no tiene género, en algunos sectores persiste una falta de representación de mujeres en los órganos representativos y de decisión. Esta falta de representación puede atribuirse al fenómeno llamado «techo de cristal», una barrera invisible que dificulta a las mujeres alcanzar posiciones de liderazgo de alto nivel en organizaciones y empresas. Esta barrera también deriva de un mayor peso tradicionalmente de la mujer respecto a los roles de cuidado y responsabilidad familiar y pueden manifestarse en forma de discriminación de género, sesgos inconscientes o estructurales que favorecen a los hombres. Como resultado de ello, muchas mujeres encuentran obstáculos para avanzar en sus carreras y acceder a roles de liderazgo a pesar de tener la capacidad y la ambición necesarias.
Para abordar este reto, es fundamental fomentar una cultura de empoderamiento de las mujeres y eliminación de sesgos. Sólo así se garantiza que tengan igualdad de oportunidades para acceder a roles de liderazgo. Esto requiere un esfuerzo de las organizaciones de Economía Social y la sociedad en su conjunto.
María Coca, socia de la cooperativa Dejando Huella, reflexiona acerca de cómo el cambio debe empezar en las edades más tempranas para que sea más efectivo. Esto es fundamental para fomentar la equidad de género y transmitir valores que puedan interiorizar desde esa edad temprana, pues es necesario que los niños y niñas sepan que pueden ser lo que deseen y que ningún género define sus posibilidades.

4. Autoexigencia en el Liderazgo Femenino:
La situación del liderazgo femenino a menudo se ve influenciada por la tendencia de las mujeres a ser más autoexigentes y a buscar una mayor madurez en los proyectos que emprenden en comparación con los hombres. Esto puede llevar a que las mujeres demoren la asunción de roles de liderazgo, ya que desean sentirse plenamente preparadas antes de asumir dichas responsabilidades, lo que puede ralentizar su progresión en el ámbito profesional.
Ana Isabel García, presidenta de ASALMA, apunta que es importante luchar por la igualdad de oportunidades, pero también reconocer nuestras diferencias y sensibilidades. La autoconfianza es un aspecto crucial que debe trabajarse desde temprana edad para que las mujeres se vean a sí mismas capaces de asumir responsabilidades y desafíos en igualdad de condiciones con los hombres.
5. Falta de Representación:
El liderazgo femenino se encuentra con desafíos debidos también por contar con un menor número de referentes femeninos a seguir.
Históricamente, la escasez de mujeres en roles de liderazgo ha creado una brecha en la visibilidad y el reconocimiento. Esto puede dificultar que las mujeres se vean a sí mismas en puestos de alta responsabilidad y les puede llevar a enfrentar obstáculos adicionales para ascender en sus carreras. La presencia de modelos femeninos fuertes y exitosos puede desempeñar un papel crucial en inspirar y empoderar a otras mujeres a perseguir roles de liderazgo y superar las barreras que enfrentan en su camino.
En cuanto a la falta de representación, Gema Bernal, vicepresidenta de la cooperativa educativa Gredos San Diego, apunta al enorme trabajo que desde la educación ya se está haciendo para visibilizar a las mujeres. Aunque todavía queda trabajo por hacer, se empieza a notar un cambio positivo en la composición estudiantil en estas áreas tradicionalmente menos accesibles a las mujeres.

Medidas para promocionar el Liderazgo Femenino
Promover el liderazgo femenino implica la implementación de una serie de medidas y estrategias destinadas a fomentar la participación activa de las mujeres en roles de liderazgo en todos los niveles de la sociedad. Algunas de las medidas clave incluyen:
1. Educación, formación, concienciación y capacitación:
La educación desempeña un papel crucial en la transformación hacia un modelo más inclusivo y equitativo. Y es precisamente en las etapas tempranas de la formación donde más profundamente se puede concienciar al respecto de la equidad de género.
De igual manera, hay que hacer un esfuerzo consciente por brindar acceso igualitario a la educación y programas de formación de calidad, rompiendo tabús especialmente en áreas históricamente o culturalmente masculinas en las que la representación femenina es menor.
En relación a esto, una de las medidas más eficaces es la visibilización de modelos femeninos a seguir, pues destacar y reconocer a mujeres líderes exitosas permite inspirar a otras a seguir sus pasos, al demostrarles que es posible alcanzar el éxito en roles de liderazgo.

2. Políticas de igualdad en el lugar de trabajo:
Las empresas requieren una estrategia constante para evaluar y mejorar su compromiso con la igualdad de género. Esto implica la revisión continua de políticas y prácticas internas para identificar y abordar posibles brechas de género. Las empresas deben ser conscientes de que la igualdad de género no es un objetivo estático, sino un proceso en evolución que exige una cultura organizacional inclusiva y la promoción activa de oportunidades para las mujeres en roles de liderazgo. Esto implica no solo eliminar obstáculos evidentes, sino también combatir los sesgos inconscientes y fomentar un entorno donde las mujeres se sientan respaldadas y empoderadas para asumir roles de liderazgo.
En este sentido, Marta López, de la cooperativa Altekio, apunta que las empresas de la Economía Social tienen una ventaja respecto a las empresas capitalistas, pues al distinguirse por sus valores cooperativos, flexibilidad estructural y fomento de la participación, esto hace que sea necesaria una constante revisión de procesos para asegurarse de que cuiden tanto de los objetivos como de las personas. Al incluir esto la lucha contra la desigualdad de género, estas entidades están mejor preparadas para evitar estas brechas de género.
Por último, se plantea el uso de Cuotas de género en los casos donde la diferencia a día de hoy sigue siendo muy marcada. Pese a que el ideal a alcanzar es que estas cuotas no sean necesarias, como paso intermedio y hasta que esto llegue, implementar cuotas de género en los consejos de administración y dirección se plantea como una herramienta efectiva para garantizar una representación más equitativa.
3. Apoyo de las administraciones públicas:
Las administraciones públicas tienen un papel crucial que desempeñar al liderar las medidas para garantizar la promoción del liderazgo femenino. Estas entidades desempeñan un papel crucial al establecer políticas y regulaciones que promuevan la igualdad de género en el ámbito empresarial y social. Esto puede incluir la implementación de cuotas de género, programas de formación y desarrollo profesional para mujeres, y la promoción de prácticas de contratación y promoción equitativas. Además, las administraciones pueden respaldar financieramente iniciativas que fomenten el liderazgo femenino y proporcionar recursos para investigaciones y campañas de concienciación sobre la importancia de la diversidad de género en la toma de decisiones y el desarrollo económico.
De igual manera, desempeñan un papel fundamental en la promoción de la conciliación familiar a través de políticas como permisos de maternidad y paternidad remunerados, flexibilidad laboral para adaptarse a las responsabilidades familiares, etc. Estas medidas no solo fomentan una sociedad más igualitaria en la que tanto hombres como mujeres pueden asumir roles de cuidado y responsabilidad parental de manera equitativa, sino que también benefician a las mujeres al permitirles mantener un equilibrio entre familia y trabajo, permitiéndoles así desarrollarse plenamente en el ámbito laboral.
En relación con el trabajo en políticas de conciliación y corresponsabilidad, Gema Bernal, vicepresidenta de GSD, apunta que la administración no puede trasladar el peso de estas medidas sólo a las empresas, y que debe ser un esfuerzo compartido para lograr que estas medidas sean lo más efectivas posibles y consigan el máximo beneficio.

Perspectivas de Futuro: Cambios Culturales y Conciliación
En el camino hacia un futuro más igualitario y sostenible, la Economía Social desempeña un papel fundamental. Esta forma de negocio pone a las personas en el centro de todas las operaciones y se basa en principios cooperativos que promueven la colaboración y la toma de decisiones colectivas. La igualdad de género es uno de los valores fundamentales de la Economía Social, y este enfoque se refleja en su liderazgo.
No obstante, para garantizar que estas perspectivas de futuro se conviertan en realidad, es esencial abordar las barreras culturales que aún existen en la sociedad. Hay que trabajar para eliminar todos los resquicios de desigualdad que aún persisten y para lograr este avance genuino en el liderazgo femenino, es esencial abordar los retos que hemos analizado.
Esto implica por una parte proporcionar a las niñas y mujeres oportunidades equitativas para el desarrollo de sus carreras. Por otra hay que fomentar un cambio cultural que valore y reconozca las capacidades y contribuciones de las mujeres en el ámbito laboral. La Economía Social se encuentra en una posición única para liderar este cambio al centrarse en valores cooperativos, la participación democrática y la igualdad de género.
Además, la conciliación entre el trabajo y la vida personal es un aspecto fundamental que debe abordarse para garantizar la igualdad de género en todos los niveles de la sociedad. Las políticas de conciliación y corresponsabilidad deben ser promovidas tanto por las empresas como por las administraciones, y es esencial crear una cultura laboral que permita trabajar de manera eficiente en menos horas.
En resumen, la Economía Social tiene el potencial de liderar este cambio y ser un ejemplo para la sociedad en su conjunto.
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